Historias positivas
Una solución milenaria en concreto
Al recibir la encomienda de realizar un puente que conectara el ala norte con el ala sur de un club hípico en Atizapán de Zaragoza, el arquitecto Rafael Barona Coghlan sugirió un puente romano como se construían hace 20 siglos, pero con detalles tecnológicos contemporáneos.
Además de ejecutar una obra funcional de 600 metros cuadrados, que permite el cruce de peatones por un lado y un paso ecuestre a nivel inferior, su propuesta fue galardonada con el tercer lugar, en la categoría de Infraestructura, en la edición XXIII del Premio Obras CEMEX.
Si bien se retomó una solución milenaria, como lo es un arco de medio punto, sí hubo un cambio en la forma de ejecutar las dovelas, cuenta Barona Coghlan.
“En vez de labrar piedra, lo que hicimos fue elementos prefabricados en concreto, y concreto blanco para que pudiera perdurar en el tiempo y tuviera una armonía más interesante con el entorno”, dice.
Esto les permitió cumplir con el desafío de ser amigables con el ambiente, ya que el sitio en cuestión se encuentra cubierto de eucaliptos y en medio del cauce de un río. En un par de meses, sin dañar ni siquiera las ramas y con discreción, se cumplió la misión.
Barona Coghlan cuenta que la idea de realizar un puente con dovelas de concreto surgió en un taller académico de la Universidad Iberoamericana y circunstancialmente, meses más tarde, encajó como anillo al dedo con las necesidades del club hípico, ubicado en el Estado de México.
“En vez de quedarse en un proyecto académico se volvió una obra, lo cual motivó muchísimo a la universidad y a los alumnos, que al final vieron concluida la obra, no se quedó simplemente en una maqueta o en un modelo”, agrega el representante de la obra.
Ya en su despacho, con el apoyo de un calculista y un diseñador, se aterrizó la idea y se afinaron detalles, como el uso del color, similar a la piedra braza de la zona, así como el acabado ‘sin juntas’ y los brocales como elemento de soporte, cuenta el arquitecto.
“Una última aportación era que las dovelas, a diferencia de una dovela tradicional, estas se engarzan, hacen una especie de machihembrado, que le permite soportar las cargas laterales que genera un sismo”, advierte.
Cada dovela cumple con una función estructural y además tiene todas sus caras a la vista, lo cual representó un reto técnico con alto grado de dificultad. Al respecto, CEMEX creó una mezcla acorde a las necesidades, con agregados muy finos y el uso de aditivos para no perder ventaja de resistencia.
El arquitecto dice que el concreto era la única alternativa para la estructura, acabado, geometría y precisión que requería este proyecto. Y por supuesto, se conjugaba la ventaja del prefabricado, que permite obtener todas las dovelas del mismo molde, una garantía de exactitud y precisión.
Barona Coghlan manifiesta su orgullo de que el puente peatonal, pequeño en dimensiones pero grande en dificultad técnica, haya resultado ganador en el Premio Obras CEMEX.
“Algo que nos dio mucha satisfacción es ver que la escala del proyecto no era importante para el concurso, simplemente era el acto creativo”, dice.
Un merecido reconocimiento por crear una conexión en concreto en un club hípico, con la fortaleza del ingenio romano, en pleno siglo XXI.
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